Fumar para adelgazar, un hábito de adolescentes que se extiende
MÓNICA MARTÍN - DIARIO DE CUYO |
"Fumar no adelgaza. Ese es un mito. Lo que sucede es que el cigarrillo se transforma en un placebo que baja la ansiedad oral", dijo Manini, quien agregó que en estos casos el consumo de cigarrillos se vuelve doblemente peligroso. Según el médico, la mayoría de las chicas que pasan por el Hospital de Día, que funciona en el Rawson, fuman para disminuir el apetito y evitar la ingesta de alimentos. En este lugar, se trata a personas que tienen trastornos alimentarios como bulimia y anorexia.
El cigarrillo se suma a otras prácticas no saludables para perder peso como el consumo de pastillas, laxantes y ayunos, según dijo el médico. Lo que sucede es que la nicotina puede colaborar para quitar la ansiedad. Pero a su vez, acelera el envejecimiento de la piel, disminuye el rendimiento intelectual, provoca disfunciones sexuales, infertilidad y en el peor de los casos desemboca en un cáncer de pulmón, en problemas cardiovasculares y en accidentes cardiovasculares (ACV), según explicó Manini.
Se considera un fumador adicto importante a quien fuma más de 10 cigarrillos diarios y el primero lo enciende antes de desayunar. Manini dijo que está demostrado a nivel mundial que la nicotina es más adictiva que la cocaína. "Que esté legalizada la venta no quiere decir que sea inocua", aseguró.
Otro dato alarmante que salió de la charla en el hospital Rawson fue que las adolescentes empiezan cada vez más jóvenes a fumar. Es por eso que desde Salud Pública apuntan a las escuelas a la hora de informar sobre el tema. "A los adultos es difícil cambiarlos. Lo que hay que hacer es apuntar a los más chicos. Se trata de un cambio radical de conducta", dijo Manini.
Al igual que otras sustancias euforizantes (alcohol y cocaína), el tabaco es capaz de producir efectos que intervienen en el estado de ánimo de la persona y con su privación desencadena un comportamiento de búsqueda de la sustancia.
Según la Organización Mundial de la Salud, las personas fumadoras tienen una expectativa de vida menor con respecto al resto de la población. Hay estudios que afirman que se pierden 5,5 minutos de vida por cada cigarrillo que se fuma. En una persona de entre 30 y 35 años que fuma dos paquetes de cigarrillos diarios, la expectativa de vida disminuye entre 8 y 9 años, en relación a una no fumadora de la misma edad.
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