Martes, 12 de julio de 2011
Lida Alikhan
El humo del cigarro puede aumentar el riesgo de padecer transtorno de déficit de atención e hiperactividad. Dos nuevos estudios de la Academia Americana de Pediatría observaron cómo la exposición al humo del tabaco afecta los comportamientos de aprendizaje de los jóvenes y sus actitudes hacia el tabaquismo.
El primero concluyó que los niños expuestos al humo de segunda mano en el hogar tenían un riesgo 50% mayor de desarrollar dos o más trastornos neuroconductuales de la infancia en comparación con otros niños sin esta exposición.
El estudio, realizado por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) y el Centro Nacional para Estadísticas de Salud estadounidense, estima que cerca de 5 millones de niños menores de 12 años en Estados Unidos están expuestos al humo del tabaco en el hogar y hasta el 8% de ellos –o más de 274,000 niños– sufren de problemas de aprendizaje, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y otros trastornos de la conducta.
“(Los resultados) resaltan la carga de salud de trastornos infantiles neuroconductuales que pueden ser atribuibles a la exposición al humo de segunda mano en hogares en Estados Unidos”, concluyeron los autores del estudio.
“(Es) un problema que podría reducirse drásticamente si se adoptaran ampliamente políticas voluntarias de casas libres de humo”, agregaron.
El costo médico anual asociado con el tratamiento de un niño con un trastorno neuroconductual es de alrededor de 14,576 dólares por persona, según el informe.
En una nota más positiva, un segundo estudio observó a niños de 8 a 13 años que vivían en hogares con por lo menos un fumador adulto, y encontró que aquellos que describían el olor del humo del cigarro como “desagradable” o “asqueroso” tenían 78% menos de probabilidades de iniciars e en ese hábito que los niños de 8 a 13 años de edad que tenían una reacción más pasiva respecto al aroma.
“Experimentar el humo de segunda mano como 'desagradable o asqueroso' tiene un efecto protector contra la susceptibilidad de fumar, lo que sugiere que podría reflejar un mecanismo para los esfuerzos de prevención dirigidos”, dicen los autores.
Sin embargo, un reciente informe del Centro Nacional de Adicción y Abuso de Sustancias estadounidense encontró que nueve de cada 10 personas que cumplen con los criterios clínicos de abuso de sustancias comenzaron a fumar, beber o usar otras drogas antes de cumplir los 18 años.
Los adolescentes son más propensos a probar cosas arriesgadas mientras sus cerebros aún están en desarrollo . Los expertos dicen que dar un buen ejemplo al no fumar y participar más activamente en las actividades de su hijo son dos de las muchas cosas que los padres pueden hacer para ayudar a prevenir que los niños fumen.
Los adolescentes también tienden a ser vanidosos, así que para evitar que fumen los padres podrían destacar algunos de los efectos negativos del tabaco, como el mal aliento y el daño en la piel.
Sabrina Rice (CNN)
MsH: Sigamos trabajando, para proteger a los seres más indefensos, que deberían tomarnos como ejemplo (en todo sentido). Somos responsables por sus actos, hasta la mayoría de edad y mucho más allá.... Mejor sin Humo.
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